Hay que disfrutarlo por lo menos una vez en la vida. Un patrimonio de talla mundial que identifica a una ciudad y dinamiza su economía.

Son cuatro días oficiales, pero se respira todo el año…

Eso es el Carnaval de Barranquilla: una actitud frente a la vida y un patrimonio que construyeron pueblos del Caribe colombiano a través de las aguas del río Magdalena, cuyo caudal llevó a esta ciudad toda esa riqueza cultural y antropológica para amasar la idiosincrasia de este pueblo. Hoy es el símbolo de una ciudad. ¡Y hay que gozarlo!

Estamos hablando de la fiesta popular más importante de Colombia. Un Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Un sentimiento que brota espontáneo en un cumbiódromo…

Una batalla de flores, un derroche de alegría

El sol abrasador del mediodía calienta el asfalto sobre el que desfilarán miles de carnavaleros. La brisa fresca de febrero trae consigo la melodía de la flauta de millo que suena junto a tambora y llamador. Está todo listo para la hora cero. La cumbiambera maquillada, el torito con su máscara, el congo con el turbante puesto y las manos del músico listas para arrancarle el ritmo a los cueros del tambor.

Va a empezar la Batalla de Flores, y la Vía 40 ya está convertida en el cumbiódromo, un escenario lineal, paralelo al río Magdalena, de más de cuatro kilómetros en el que centenares de años de tradición harán la mejor puesta en escena, demostrando a propios y visitantes por qué el Carnaval de Barranquilla es Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Alegría de multitudes

El colorido de marimondas y garabatos atrae la atención de los visitantes, que desde los palcos del cumbiódromo le reclaman fotos a cambio de aplausos. Más de 345.000 visitantes han ingresado a la ciudad solo para vivir una fiesta a la que asisten miles: 19.000 por el aeropuerto, 53.000 por la terminal de transportes y más de 272.000 por vía terrestres, en vehículos particulares.

Llegan listos para descubrir o ratificar por qué se dice que “Quien lo vive es quien lo goza”, y así se dejan conquistar y se vuelven protagonistas en la agenda festiva que se ofrece durante los días de precarnaval y Carnaval, con más de 300 eventos para el disfrute todos, en los que se puede gozar la riqueza tradicional que hace del Carnaval de Barranquilla uno de los más importantes del mundo.

“Al mirar alrededor y ver mi familia, mis amigos y vecinos, esta maravillosa y linda ciudad como es Barranquilla aplaudiendo cada paso de nuestra cuadrilla, redescubro la hermosa responsabilidad que tenemos de mostrarle a todos lo importante y rico que es el Carnaval que corre por nuestras venas”, expresa Adolfo Maury, mientras comanda en el desfile una cuadrilla de guerreros congos. Es el director del Congo Grande de Barranquilla, danza de tradición que lleva 145 carnavales y que ahora recorre la Vía 40 luciendo con orgullo el colorido de la bandera barranquillera.

Como Adolfo, son 66.000 hacedores y portadores de la tradición los que le dan vida al Carnaval de Barranquilla. Ellos, año tras año, reciben un impulso del Distrito a través del Portafolio de Estímulos para el Carnaval, como una inversión en la salvaguarda de sus manifestaciones. Solo en 2020 se beneficiaron 632 iniciativas con el banco de proyectos de hacedores del Carnaval.

Impulso económico

Los pasos de los congos y los colectivos de disfraces avanzan en medio del frenesí que apodera la ciudad, al ritmo de las alegres melodías que interpretan los músicos locales, y es que más de 9.700 músicos dinamizan su economía entre el precarnaval y el Carnaval, haciendo bailar a los 637.000 barranquilleros que se entregan al derroche y los miles de visitantes que hacen que el ‘juepajé’ de la Cumbia se escuche en diferentes acentos.

Pero no solo los músicos hacen parte de la industria creativa de esta fiesta. Detrás de la puesta en escena que se admira en el desfile, un evento en plaza pública o una KZ de baile (concierto popular), está la generación de más de 12.700 empleos directos y más de 47.800 indirectos. Es que en el carnaval todos bailan y todos ganan, gana el tendero, gana la maquilladora, gana la modista, el músico, el artesano de carrozas, el coreógrafo, la cocinera tradicional, el joven de logística, la modelo de protocolo y el mesero del restaurante entre muchos más. El impulso económico que estos días le dan a la ciudad hace que sea posible que en ella se muevan alrededor de 408.000 millones de pesos.

Cae la tarde y con ella la Batalla de Flores llega a su fin, los espectadores salen del cumbiódromo rumbo a las calles, esquinas, bailes en terrazas, en donde la fiesta continúa. Con sus energías seguirán viviendo lo que el Carnaval tiene para ellos. Y será su experiencia la que los motivará a decir en su salida de la ciudad que siempre estarían dispuestos a regresar para vivir un nuevo Carnaval.